domingo, 24 de julio de 2011

Lo que daña no es la ofensa, son nuestros pensamientos

¿Estás ofendido o le guardás rencor a alguien por algo que te hicieron?

Si es así, te hago una pregunta: ¿Cuánto de tu enojo actual lo tuviste desde el primer momento y cuánto se le fue agregando después, a medida que fuiste pensando en lo que te hizo enojar? ¿Alguna vez lo pensaste?

Mucho del daño que nos hacen las ofensas que recibimos no nos lo hacen las ofensas en sí, sino que nos lo hacen nuestros propios pensamientos. Cuando algo nos molestó o nos lastimó, solemos tener la mala costumbre de repasarlo mentalmente, una y otra vez.

En esa repetición solemos centramos en el daño que recibimos y en la que nos enroscamos más y más, y nos autoaseguramos de que la ofensa fue hecha con la peor de las intenciones. También solemos imaginar cómo retribuir el daño que recibimos, cómo hacerle sentir al que nos lastimó el grave error que cometió.

Y es esa escalada mental la que nos mantiene en un estado de cólera y de agresividad que se transfiere a nuestro estado de ánimo y a nuestras interacciones con las demás personas. No es el daño inicial que recibimos lo que genera la nuestra ira, sino nuestra fijación con ése hecho y nuestra obsesión al seguir pensando una y otra vez en eso lo que más daño nos hace. Somos nosotros mismos y cómo nos manejamos frente a las situaciones que se nos van presentando.

En definitiva, lo más dañino para nosotros son nuestros propios pensamientos. Por eso, tratemos de cortar estas escaladas cuando las identifiquemos. Entendamos que nos estamos haciendo un daño mayor a nosotros mismos y a los que nos rodean que a las personas que nos provocaron ese daño. Y tratemos de seguir adelante.

No puede haber ofensa si nosotros no nos ofendemos. Entonces no perdamos energía en enojarnos. Sólo perdemos foco, perdemos claridad y nos hacemos daño a nosotros mismos. No es fácil, pero traten de cortar las escaladas de pensamientos negativos, y van a ver que se sentirán mejor.

Tarea para esta semana: encontrar qué es lo que a cada uno lo ayuda a cortar con estos ciclos negativos. Para algunos puede ser escuchar música, para otros cantarla o tocarla. También puede ser hacer algún deporte, o ver la televisión, o encontrarse con alguna persona a la que aprecian. En fin, encuentren cuál de todas estas herramientas es la mejor para ustedes y... ¡¡¡úsenla!!!

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