Hay veces en las que perdemos de vista aquello que es verdaderamente importante en la vida. Perdemos energía y paz, preocupándonos por cosas sin valor. La frustración es un resultado seguro cuando volcamos nuestras esperanzas en deseos vacíos, ya sea que los alcancemos o no.
Por esto, es bueno tomarse un tiempo para meditar acerca de lo que creemos realmente importante para nuestra vida, de aquello que queremos lograr, y cómo lo queremos lograr. Este tiempo de reflexión no es en vano, ya que una vez que sabemos hacia donde queremos ir, caminar en esa dirección resulta más fácil. Pero cuidado con dónde ponemos nuestras metas: "Donde está tu tesoro, estará tu corazón". Si nuestro tesoro en bienes materiales, lo más probable es que no alcancemos la felicidad plena.
Recordemos que los bienes son medios, no son el fin. El fin es la felicidad. Sino, estaremos buscando en donde no hallaremos, como el cuento en el que un hombre pierde una moneda dentro de su casa, y su amigo lo encuentra buscando en el piso del jardín. Al interrogarlo acerca de la razón por la que buscaba afuera, el primero le respondió que lo hacía porque adentro estaba a oscuras. Si no buscamos en el lugar correcto, es difícil que encontremos lo que buscamos.
También es bueno que cada tanto, revisemos cómo estamos avanzando en ese camino, para no dejarnos estar y que busquemos ir progresando día a día. Estamos a mitad del año. Es un buen momento para evaluar si venimos bien encaminados a cumplir las metas que nos planteamos a principio de año. Y si no es así, todavía nos queda medio año por delante, tiempo suficiente para poder corregir el rumbo. O si no se plantearon nada a principio de año, piensen en aquellos que les gustaría lograr antes de que se vaya el 2010. Y arranquemos, que es el día ideal para eso, es lunes.
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